Alguna vez todos tuvimos miedo de alguien o a algo, pero no podemos

dejar que el miedo nos paralice, porque Dios es nuestro protector y guía.

Cuando enfrenten momentos difíciles y el miedo los domine, recuerden que el Dios

de Israel, el Único y Verdadero Dios no huye de ninguna batalla y que nuestros problemas son Sus problemas. Aprendamos a depender de Dios y a refugiarnos en el Abrigo del Altísimo. La única forma de enfrentar nuestros problemas es poner nuestras

vidas en Sus manos. Estar en la presencia de Dios a través de la oración y el ayunos

ayuda a mantenernos en la fe para vencer nuestros miedos. Cada dificultad que venzamos será para Su gloria, cuando parezca que no hay salida, que nadie nos entiende, Él estará con nosotros.

Es por eso que el miedo no nos puede paralizar, sino que nos hace confiar más en nuestro Señor, tengamos en cuenta que no estamos solos, porque Él es nuestro escudo.