FE: EL REGALO DE DIOS

Existen diferentes maneras de comunicarnos con otras personas, pero con Dios es distinto. No existen aparatos electrónicos que nos puedan comunicar con el Cielo, sin embargo, Dios colocó dentro de cada uno de nosotros una fe que nos permite estar en contacto con Él.

Dios valora a las personas que usan o valoran el regalo que Él nos dio. Él es santo y perfecto y nosotros somos pecadores. Aunque el pecado nos separó de Dios, Él entregó a Su único Hijo para que tuviéramos la nueva oportunidad de acercarnos a Él a través de la fe. Quien cree en Su Palabra acepta el regalo de la Salvación se vuelve hijo de Dios y puede hablar como el salmista : “Cuando clamo, respóndeme, oh Dios de mi justicia. En la angustia me has aliviado; ten piedad de mí, escucha mi oración.”, (Salmos 4:1 LBLA).

Dios responde el clamor de Sus hijos en el momento de la aflicción, la fe nos da esa certeza. Es ella la que nos trae alivio inmediato en los momentos de angustia. Aquellos que dudan, siendo cristianos, Lo avergüenzan: “Hijos de hombres, ¿hasta cuándo cambiaréis mi honra en deshonra? ¿Hasta cuándo amaréis la vanidad y buscaréis la mentira?”, (Salmos 4:2 LBLA). Una vida de derrota le causa vergüenza a Dios.

Él nos dio Su Palabra, Su nombre y Su Espíritu como armas para usarlas en los momentos difíciles. Cuando las usamos, por medio de la fe, alcanzamos lo imposible. Es muy triste ver a gente que aún teniendo todo a disposición, no tiene el coraje para usar la fe con inteligencia. Es necesario obedecer porque hay poder en Sus Palabras, en Su nombre y el Espíritu Santo nos da la dirección.

Cuando los deseos y pensamientos están lejos de Dios, la persona no tiene coraje para obedecer. Si alguien prefiere la injusticia y se inclina a las cosas de este mundo, con mentiras y engaños y deja de ser Su hijo. Si no obedece es porque no cree en las promesas del Padre. Los hijos son oídos y respondidos, porque tienen el derecho que Su Padre les dio. Tienen paz, alegría, son prósperos y saludables. Tienen problemas, pero reciben Su ayuda.

Tenemos la oportunidad de escoger si aceptamos el regalo de Dios y vivimos según Su voluntad o vivimos avergonzados en las tinieblas y lejos de Él

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